sábado, 7 de enero de 2012

capitulo 4 (2/3)


Sera como si nunca hubiese existido. No dejaba de repetirse una y otra vez.
Tenía la vista perdida y desorientada, la música sonaba en su reproductor.
Nerea, al igual que mucha gente de su edad no entendía el motivo de ponerse música triste cuando uno estaba mal. Solo empeoraba las cosas, pero lo cierto es que lo hacía.
Se levanto de la cama para sentarse en un sofá junto a la ventana. Estaba confundida, había logrado lo que horas antes deseaba conseguir. Librarse de Hector y sin embargo ahora se sentía fatal.
Pero… ¿por qué?, tampoco es como si hubiese echado de su vida a la persona más importante.
Se levanto unos segundos para hacer algo que no hacía en munchos años. Cogió un bolígrafo y un pequeño cuaderno olvidado entre libros. Como si fuese otro más y careciera de importancia.
Volvió a sentarse, quito el cierre que decoraba la tapa de su cuaderno, paso las hojas hasta encontrar una página que   no estuviese escrita. Cambio de canción,seleccionando  puso el bolígrafo en el principio de la hoja y empezó a deslizarlo, dejando que sus pensamientos tomasen el control.

No entiendo  porqué hago esto, en su momento, ya me pareció una soberana estupidez
Se llama Hector y es bastante guapo. Pero eso es lo de menos. En estos dieciocho años he conocido a mucha gente, pero él es la única persona que ha sido capaz de hacerme sonreír. Como si llevase años viviendo en una cárcel y solo él tuviese la llave.
Eso está bien, me gusta, ya era hora de que pudiese sentirme bien conmigo misma, sin embargo hay algo que no encaja. Puede que haya visto y leído demasiadas historias de ficción, pro hay algo que no cuadra. Lo sé, soy capaz de notar ese tipo de cosas.
Es como un sexto sentido
En un principio. Cuando nos conocimos en la playa, solo trataba de ser amable, después poco a fuimos quedando con más frecuencia, en tan solo tres días
Pero esta misma tarde a pasado algo muy extraño. Me ha llevado a una zona desierta que, no conocía y me ha dicho que intentara hacer aparecer un paisaje.
-Una playa o un bosque, es mejor empezar por algo fácil,-me sugirió.
En un principio, sin saber por qué empiezo a seguirle el juego, hasta darme cuenta de la tontería. Abriendo los ojos de nuevo decido irme y alejarme de él.
Las cosas no salieron como yo esperaba. La conversación la finalizo él diciendo Sera
como si nunca hubiese existido.
Cuando se las escuche pronunciar,  en ese mismo instante, me alegre.
Pero ahora me siento fatal
¿Por qué me siento así?, no es ni mi novio ni mi mejor amigo.
Ahora estoy  haciéndole preguntas a un diario, como si un trozo de papel fuese a darme todas las respuestas.
Nerea cerró el diario con un suspiro.
Un par de años atrás, cuando solo tenía 15 años, sus padres se separaron. Paso  por una tapa de rebeldía y aunque no fue ese el desencadenante, sus padres preocupados, la llevaron a un psicólogo. Este le recomendó que escribiese todas las noches, eso aria que pudiera desahogarse.
A pesar de su disconformidad funciono, por eso lo estaba haciendo ahora. Lo único que ambas situaciones no eran comparables.
Pensativa e intentando tararear la letra de una canción volvió a quedarse dormida, con la luna de confidente.
                                                        

miércoles, 4 de enero de 2012

CAPITILO 4 (1/3)



Era lunes, primer día de la semana, en el que curiosamente más sueño se tiene.
Después de ducharse Nerea bajo a por una taza de café. Era como una especie de poción mágica. En dieciocho años no había podido averiguar cuál era el ingrediente secreto de su padre. Cuando ella los hacía nunca le salía así de bueno y por muy fuerte que se lo hiciese no lograba despejarla.
En su habitación, de nuevo. Dejo la taza de café encima de su escritorio y se dirigió hacia su armario. Saco unos jeans color negro y un polo rosa ajustado, una vez se hubo vestido le dio un último sorbo al café y salió por la puerta.
-Hola-como cada mañana su amigo la estaba esperando para ir a clase.
-¿Qué tal con el tío ese?-Daniel preferiría no haber sacado el tema, pero tarde o temprano era algo de lo que tendrían que hablar-¿un poco mayor para ti no crees?
La pregunta la pillo desprevenida. Nerea no sabía que responder. Ella no era la típica chica a la que le gusta hablar con los amigos de sus amores.
-No, tiene veintiuno. Es majo me gusta estar con él.
-¿De la misma forma que te gusta estar conmigo?-Segundos después de hacer la pregunta ya se estaba arrepintiendo. No sabía por qué lo había hecho.La respuesta podría hacerle daño.
-Todavía no lo he decidido-respondió al fin.
El resto del camino lo anduvieron en silencio, el uno al lado del otro.
La primera hora no habia sido su era su favorita. A decir verdad ni la suya ni la de nadie, pero lo que era incapaz de entender es como había podido quedarse dormida. Por suerte para ella se sentaba en la última fila y nadie se había enterado.

Eran las ocho de la tarde. En el camino de vuelta a casa seguía sin entender como se había podido quedar dormida y encima en primera hora. Si hubiese sido a última…seria más normal.
El chirrido de un coche la saco de su ensimismamiento, en seguida reconoció el mercedes de Hector.
Pero… ¿qué hacia ahí? No recordaba que hubiesen quedado.
Se acerco a la ventanilla de la puerta del conductor y le dijo:
-¿Qué haces aquí?, voy a empezar a creer que me estas siguiendo-acompaño sus palabras con una leve sonrisa, sin saber lo ciertas que estas habían sido.
-Sube, quiero enseñarte algo.  Ella obedeció.
-¿Qué música te gusta?-le pregunto antes de arrancar.
-Dudo que la tengas. within tempation.
Hector presiono un botón del reproductor .Nerea sonrió al escuchar los primero acordes de memorries. Era su canción favorita.
Después de dos horas de coche llegaron a su destino.
Hector lo aparco, mejor dicho lo dejo quieto en mitad de la carretera. Nera no dejaba de mirar a su alrededor.
-¿Dónde estamos ?.Esto parece la mitad de la nada.
-Esto es como un licencio en blanco en el que dibujas lo que quieres que aparezca. Ven te lo enseñare-le dijo cogiéndola de la mano
Hector  ayudo la  ayudo a subir a un montículo
-Cierra los ojos-le susurro al oído, con voz suave y tranquila.-Ahora imagínate algo, lo que quieras. Un bosque, una playa o una casa en ruinas. Siempre es mejor empezar con  algo fácil.-Le explicó el joven.
En un principio Nerea estaba confusa. Sin saber  que hacer cerró los ojos y le siguió el juego.
Segundos más tarde al darse cuenta de que aquello era una pérdida de tiempo, bajó de donde estaba dando un salto de atleta.
-Estás loco, las cosas que dices no tienen ningún fundamento-dijo una vez puso los dos pies en el suelo.-Deja de seguirme no quiero saber nada más de ti. Si no lo haces te echare encima a todos los perros de mi padre.-Aquella era una frase que había escuchado muchas veces, la utilizaban en todas las películas que veía y tenía ganas de decir. Como su padre tenía abogados a su disposición podía decirlo si quería.
-Deja que te lleve a casa, como mínimo-Hector estaba cabizbajo. Estaba fracasando por no poder hacerle ver  la realidad de toda aquella historia. Pero por otro lado la entendía perfectamente, es difícil olvidar todo lo que crees por cierto.
-No-Contesto la chica, tenía carácter-Iré andando.
-Oh vamos, estas muy lejos de casa. No pasa ningún coche y ni siquiera sabes donde estas. Deja que te lleve. Te juro que después desapareceré,  será como si nunca hubiese existido. Te lo juro-Ni siquiera sabía por qué insistía, estaba claro que aquella chica no iba a ceder.
Nerea miro al horizonte, ahí donde la carretera desaparecía, fundiéndose con las montañas y dijo al fin.
-De acuerdo